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Fisioterapia Invasiva

Fisioterapia Invasiva

La fisioterapia invasiva engloba todas aquellas técnicas empleadas por los fisioterapeutas que conllevan la utilización de una aguja para su aplicación local a través de la piel. Mediante esta aguja se aplican agentes físicos como la electricidad o el calor, e incluso se emplean para inyectar algunos fármacos a nivel subcutáneo en el tejido músculo-esquelético. La electrólisis percutánea intratisular (técnica EPI®) y la punción seca son de las más empleadas actualmente. 

Este conjunto de técnicas se diferencia de la fisioterapia convencional en que se dirigen de forma concreta y directa sobre el origen del tejido lesionado. De este modo la aguja estimula o practica una lesión controlada y puntual que activa el proceso fisiológico de reparación y regeneración del tejido afectado.

Todo ello constituye una renovación de los conceptos clásicos de la fisioterapia, logrando así, mejores resultados en lesiones tan frecuentes en el mundo laboral y deportivo, como lo son las tendinopatías o las roturas musculares. A diferencia de las técnicas convencionales, la aguja sirve como proyección de las manos del fisioterapeuta para provocar un estímulo local sobre el tejido afectado y una respuesta segmentaria asociada, con la ayuda frecuente de un ecógrafo que permite mejorar la efectividad del abordaje. Su eficacia contrastada en lesiones de partes blandas (músculos, tendones, ligamentos y cápsula) ha hecho de la fisioterapia invasiva una alternativa a la cirugía en muchos casos.

Punción seca:

La punción seca es una técnica invasiva fisioterapéutica que utiliza agujas para el tratamiento del síndrome del dolor miofascial. 

Para entender exactamente para qué sirve la punción seca, debemos profundizar en el síndrome del dolor miofascial y, para ello, hay que definir su causa; el punto gatillo. 

El punto gatillo miofascial (PGM) se define como un nódulo o foco hiperirritable dentro de una banda tensa (conjunto de fibras dentro del músculo con mayor tensión que el resto) del músculo esquelético, que es doloroso a la compresión local y puede provocar dolor referido, disfunción motora y fenómenos autonómicos. Cualquier estimulación mecánica como la compresión, contracción o el estiramiento de un músculo que provoque dolor referido sugiere la presencia de un punto gatillo irritable.

Los puntos gatillo pueden producirse por causas muy diversas, movimientos repetitivos, malas posturas, mantener el músculo en posición acortada durante bastante tiempo, etc. Hay dos tipos de puntos gatillo:

La técnica consiste en una punción del músculo (en la banda tensa situada dentro del PGM) con una aguja estéril de punción con el objetivo de destruir la placa motora, estimular el receptor muscular (huso neuromuscular) produciendo una relajación muscular refleja con aumento de la elasticidad muscular. Es importante destacar que no se infiltra ni se sustrae ningún tipo de sustancia durante la punción. La característica de ser una técnica local con la que llegamos hasta el PGM de forma directa, hace de la misma una de las técnicas más efectivas en el tratamiento de las deficiencias que presentan nuestros pacientes (dolor, limitación de la movilidad...) relacionadas con problemas musculares.